¿El mundo de las palabras está dado de antemano? ¿Se trata de una realidad ontológica? ¿Fue elaborado por el hombre? Preguntas como estas aparecieron en la historia temprana del pensamiento humano, a saber, debido al asombro ante el fenómeno del lenguaje articulado, el cual parece estar reservado únicamente para nuestra especie. De ahí que en el intento de responder aquellas cuestiones previamente planteadas, las cuales remiten a un punto inicial del lenguaje, aparezcan dos posturas destacables: la que utiliza un sustento metafísico para explicar el fenómeno del habla y la que confiere al hombre todo el crédito de esa invención...