Es usual desde hace mucho tiempo, que los estudios históricos en nuestro país inicien, invariablemente haciendo una semblanza del conquistador español o de los patriarcas antioqueños que descuajando montañas se dispersaron por buena parte de la geografía colombiana, buscando unos afanosamente la excesiva riqueza de las minas de oro y otros la fecundidad agrícola.