Los símbolos del régimen nocturno en la obra poética de Alejandra PizarnikLos símbolos del régimen nocturno en la obra poética de Alejandra Pizarnik
Los símbolos del régimen nocturno en la obra poética de Alejandra PizarnikLos símbolos del régimen nocturno en la obra poética de Alejandra Pizarnik
Autores
Director
Autor corporativo
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Otros/Desconocido
Director audiovisual
Editor/Compilador
Editores
Pereira : Universidad Tecnológica de Pereira
Tipo de Material
Fecha
2013
Cita bibliográfica
Título de serie/ reporte/ volumen/ colección
TA808.8015 J61;6310000107112 F2658
Es Parte de
Resumen
¿Por qué hoy en día hacer una monografía sobre texto poético? ¿Por qué no algo más práctico, como una sistematización de una experiencia pedagógica, que le servirá de manera casi inmediata al futuro docente, o un análisis del discurso de un determinado funcionario público, lo cual le permitirá ubicarse en el plano político actual? Ciertamente a los ojos de una mayoría imbuida de los principios utilitaristas de la modernidad tardía –si es que de eso se puede hablar en Colombia–, semejantes propósitos podrían parecer más «productivos» y prácticos que ocuparse durante varios semestres de la obra poética de una escritora muerta hace más de 40 años en un país del Cono Sur. Quizás quienes hemos decidido dedicarnos a la poesía, ya sea desde su interpretación o escribiendo versos, lo hacemos precisamente porque nos damos cuenta de que esa aceleración en que viven los herederos de la modernidad no ha resultado realmente útil ni productiva más allá de la inmediatez. La poesía es portadora de unas posibilidades de reflexión que el hombre contemporáneo ha echado en el cajón del olvido por causa de sus intereses cortoplacistas. Y con esta falta de reflexión el caos ha inundado todos los ámbitos de la existencia humana e incluso del mundo natural, que sufre la voracidad explotadora de los seres humanos. Con respecto a la elección de la poesía de Alejandra Pizarnik sobre otros poetas, el motivo ha sido más concreto: desde que el autor del presente trabajo leyó sus primeros versos quedó fascinado con la plasticidad de la autora para pintar las situaciones humanas más difíciles, envolviendo a sus lectores en una suerte de vértigo del que es aún más difícil escapar. Porque en la poesía de Alejandra asistimos a una especie de acto teatral en el que caminamos con ella sobre una cuerda floja sin malla de protección por debajo. De modo que quien se adentre en este trabajo, pero más aún en la poesía de Pizarnik, debe saber que lo hace a su propio riesgo. En lo que concierne al método de interpretación, hemos elegido el de la hermenéutica simbólica. Hubiéramos podido escoger, es cierto, cualquiera de los tantos otros que circulan en los medios literarios, desde el psicoanálisis hasta la filología, pasando por la sociocrítica, pero en razón a la riqueza cromática y sensorial de los poemas aquí interpretados, hemos considerado más conveniente un modelo que diera cuenta de la complejidad simbólica de las obras de arte, en particular de aquellas que se presentan rupturistas y transgresoras con el discurso previo, como es el caso de Pizarnik.
Recuerde, pues, el lector, que la reflexión poética es necesaria hoy más que nunca, si es que nos queremos salvar de las consecuencias inexorables del caos que sembraron nuestros ancestros y que hemos sembrado nosotros mismos. Por lo demás, tiramos la botella al mar; decimos, como Julio César, con respecto a una batalla que bien puede trocarse en este caso por la de la interrogante existencial latente a lo largo de la obra poética que aquí sometemos a interpretación: alea jacta est.